Posiblemente al finalizar este año no quede ningún aspecto del que hablar sobre la Villa de la Real Isla de León o sobre los acontecimientos que se desarrollaron en los últimos 250 años del municipio.
Por que de eso se trata el programa que está llevando a cabo la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes con ese ciclo de conferencias y actos que va terminando el segundo mes y que no sólo será la palabra la que tome el protagonismo, sino el escenario –lo hizo ya en cuando Francisco Melero contó y cantó el Carnaval en el Real Teatro de las Cortes- en este mes de marzo que entra.
La Historia del Nacimiento de la Villa de la Real Isla de León, conferencia pronunciada por Juan Torrejón Chaves, era de obligado comienzo para poner sobre el tapete el resto de aspectos. Una conferencia en la que, para más señas y como decía hace unas semanas el presidente de la Academia, José Carlos Fernández, sirvió para aclarar algunas controversias, cuando no leyendas urbanas sobre la historia de la ciudad.
La historia del Carnaval hasta la actualidad contada y cantada por Paco Melero; La Isla en los archivos de medio mundo, como símbolo de su importancia en la historia, a pesar de ser relativamente poco extensa a cargo de Francisco Glicerio Conde Mora; la ciudad y su vinculación con la Armada y la construcción naval, conferencia que pronunció el vicealmirante en la reserva José Enrique de Benito Dorronzoro o la pintura en la época que se conmemora, los alrededores de 1766, conferencia de Ricargo Galán Urréjola, Licenciado en Historia y pintor que ocupó su plaza como académico de la de San Romualdo, al igual que Conde Mora, son ejemplos del tratamiento se le está dando a esta efeméride por parte de la Academia.
No se trata sólo de hablar de La Isla sino de hablar de La Isla dentro del mundo que la rodeaba en aquellos tiempos; situarla en la historia porque sólo conociendo lo que ocurre alrededor de una ciudad en todos sus aspectos se puede comprender cómo es esa ciudad y cómo son sus habitantes.
Ese es el legado que está gestionando la Institución con su programa trabajado desde un año antes de comenzar, con la meticulosidad a que acostumbran los académicos. Porque no es el programa de una delegación de fiestas sino el programa de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes y eso implica una gran responsabilidad.
Este martes le tocó el turno al mundo de la pintura que habitaba por aquellos tiempos de 1766, desde el rococó que cerraba una etapa al neoclasicismo, al prerromanticismo, y al “artista local”, que se adentra en el siglo XIX, Francisco de Goya y Lucientes, el hombre que comenzó como todos y terminó como ninguno, uno de esos pintores capaces de abrir y cerrar épocas por sí mismos. Desde la elegancia de su primera etapa a la agresiva pintura que salió de la Quinta del Sordo, un compendio de todo en una sola trayectoria.
Lo que significa para San Fernando la figura de Torcuato Cayón lo contará el arquitecto y académico José María Cano Valero este martes a las 19.30 horas en el Centro de Congresos y así seguirán los actos hasta primeros de julio, cuando tras el paréntesis de verano seguirán hasta finalizar el año. Y no sólo eso. Lo que se ha dicho, lo que se está haciendo, el sentido académico que tiene esa conmemoración en la que cada acto o conferencia es un capítulo más, quedará reflejado en un libro que será el broche de oro a un año en el que la ciudad se podrá conocer en toda su extensión.
Un libro con las conclusiones será el principal legado de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes. El libro de La Isla. La Historia de La Isla contada –y cantada- por los que más saben de ella. Con ese libro ya poco quedará por hablar salvo lo que cada uno quiera inventarse. Pero eso no se escribirá.