Que escuchen a los malagueños a través de una consulta popular, o un referéndum, si es necesario. Es una de las propuestas que los vecinos de Bailén-Miraflores llevarán bajo el brazo a la reunión prevista para la tarde del jueves y en la que Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Málaga tratarán de convencer a los residentes y comerciantes de las “bondades” del proyecto de metro en superficie hasta el Hospital Civil. Una iniciativa que levanta ampollas en las últimas semanas.
“No somos solo unos pocos descerebrados, como insinúa el consejero de Fomento, Felipe López, que pregunten a todos los vecinos y si la mayoría quiere un tranvía, acataremos, que para eso estamos en democracia”, defiende Antonio Medina, el portavoz de la plataforma surgida contra el tranvía que atravesaría Eugenio Gross y Blas de Lezo.
Ruidos, impacto visual en las viviendas cercanas, pérdida de aparcamientos, peligro para la circulación, problemas de tráfico... conforman la larga lista de objecciones que vecinos y comerciantes pondrán sobre la mesa para evitar que la prolongación de la Línea 2 siga adelante, tal cual está planteada.
“No nos van a convencer con viajes a ciudades con tranvía, es un disparate, si quieren nos vemos en Vélez-Málaga, que está aquí al lado”, sostiene Medina. “No nos negamos al futuro pero aquí han pasado siete pueblos de nosotros, cuando en el protocolo firmado se decía muy claro que se haría con consenso”, defienden.
Desde el Gobierno andaluz se insiste en el riesgo de cambiar un proyecto donde también interviene la concesionaria y el Banco Europeo de Inversiones. Tanto, que el propio regidor popular, Francisco de la Torre, primero se puso del lado de los vecinos y, más tarde, mostró lealtad y se posicionó con la Junta.