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¿Y ahora qué hago con el paquete?

Es cuestión de un simple recogedor y una escoba que ha desarecido quizá porque verdaderamente le hacía falta a alguien.

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Es difícil saber quién tiene la culpa pero no es menos cierto que las oficinas de Desarrollo Sostenible están a pocos metros del pipican ubicado junto a la iglesia de San Francisco. Hace al menos dos días que alguien se llevó la escoba y el recogedor -¡cómo está la crisis!- y los dueños de perros que todavía usan esos espacios no siempre lo limpios que se presume que deben estar, tienen que optar por dejar la mierda en el suelo o cogerla como si el perro –o la perra, hay que hablar políticamente correcto- hubiera hecho sus necesidades en la calle, que ya se sabe que no siempre se llega al pipican.

El resultado es que los mojones –de perros, no de carreteras- se acumulan a todo lo largo y ancho del espacio reservado y además sirven como repelente a los dueños de canes que no quieren meter a sus amadísimas mascotas en lugares tan poco saludables. Ni siquiera para los perros.

Ya se sabe que para realizar cualquier gasto en el Ayuntamiento hace falta un procedimiento administrativo largo y tedioso, pero también a escasos metros, en la calle Real a la altura de la Alameda, hay una tienda barata, paisa, donde venden de todo. Como en Bahía Sur. Lo mismo algún concejal pasa por allí y hace gasto. Si es que no tienen escobas y recogedores de repuesto, claro.

Y no piensen que algún gamberro o gamberra o incívico o incívica ciudadano o ciudadana se lo ha llevado para hacer daño. Lo mismo es que le hacía falta. Tal y como están las cosas…

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