Pocas son las precauciones que debemos tomar para protegernos de los timadores sin escrúpulos y, de paso, ayudar a que no se muevan a sus anchas por la ciudad. Estos días se ha comprobado la presencia en Cádiz de un grupo organizado que pone en práctica el timo de la estampita. Y sí, aún hoy en día continúan consiguiendo el dinero de los pobres incautos que se dejan embaucar.
Esta misma semana se ha estafado a una mujer y, según parece, la semana pasada otra estafada perdió unos 600 euros. Viva Cádiz dio la voz de alarma contando la historia que nos hacía llegar una lectora. Según M. S. M., un grupo de tres personas intentó timar a su madre en la esquina del conocido Bar Stop de la capital gaditana. En esta ocasión no les salió bien el viejo truco, aunque lo siguieron intentando hasta que finalmente sí consiguieron una víctima.
Según explica la policía, hay dos cosas que se deberían hacer para prevenir este tipo de casos en los que se intenta estafar sobre todo a personas de avanzada edad, que vuelven a ser como niños en ocasiones. El primer consejo es ordenar al banco que los mayores no puedan sacar más de 500 euros sin autorización de una segunda persona.
El segundo consejo serviría para evitar que otras personas caigan en estas redes y consiste simplemente en dar aviso inmediato a las autoridades en el caso de que alguien intente ser timado. De esta forma se sabrá que están actuando en determinada zona y se podrán tomar cartas en el asunto, evitando que continúen poniendo en práctica la burda actuación hasta que alguien se la crea y entregue su dinero u objetos de valor.
En contra de lo que pueda parecer, son muchas las personas que aún caen en este tipo tan antiguo de timos como es el de la estampita. Y lo hacen porque los timadores son auténticos profesionales de la actuación que aparecen de forma periódica, consiguen alguna víctima, desaparecen y al tiempo vuelven a aparecer en busca de otro incauto. Es habitual que se apropien de todo el dinero de las víctimas, que acuden a denunciar por consejo de algún familiar o porque, sencillamente, no les llega el dinero para terminar el mes y sienten la impotencia de haberse dejado engañar.