Uno de cada diez hogares españoles en los que viven niños menores de 16 años no puede permitirse celebrar sus cumpleaños debido a la situación económica que atraviesa la familia, y en seis de cada cien no pueden permitirse comprarles ropa nueva.
La falta de recursos de las familias también hace que dos de cada cien niños no puedan tomar al menos una comida de carne, pollo o pescado cada dos días, según los datos del Módulo de Carencia Material que forma parte de la Encuesta de Condiciones de Vida que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE).
La crisis económica que desde 2008 afronta España ha hecho que el porcentaje de hogares en los que los niños no pueden celebrar su cumpleaños haya crecido desde el 6,5 % de 2009 hasta el 10,4 % de 2014, y que el de los que no pueden disponer de ropa nueva lo haya hecho del 3,8 al 6,5 %.
Y ha provocado que aumente el número de menores con necesidades educativas o de ocio.
Así, el porcentaje de hogares con niños que regularmente no puede permitirse que hagan deporte, toquen un instrumento o formen parte de alguna organización juvenil es del 11,3 % (5,5 % en 2009), un dato que se eleva hasta el 27,9 % en el caso de la población con ingresos más bajos (20 %) y sólo afecta al 1,1 % de quienes más dinero tienen.
Los hogares con niños más afectados por estas carencias son los extranjeros que no proceden de la UE (34,8 %), seguidos de los que sí pertenecen (22,1 %) y de los españoles (8,8 %).
Tampoco tienen bicis o patines en el 4,9 % de los hogares en los que viven niños ni libros adaptados a su edad en el 1,9 % de ellos.
Los datos difundidos hoy por el INE también reflejan las carencias a las que se enfrentan los adultos.
Entre ella, destaca que el 41,3 % de los hogares compuestos por personas mayores de 16 años no tiene capacidad económica para sustituir sus muebles estropeados o viejos, frente al 36,8 % de 2009, un porcentaje que roza el 70 % en el caso de la población con menos recursos.
La falta de dinero también hace que el 11,8 % de los adultos no pueda permitirse reunirse con amigos o familia para comer o tomar algo al menos una vez al mes, un porcentaje que casi se ha duplicado desde 2009.
Y el número de personas que no pueden gastar una pequeña cantidad de dinero en uno mismo alcanza a casi diecisiete de cada cien adultos.