La crisis ha disparado la estabilidad de un sector tan asentado como el de la actividad cinegética. Málaga es una de las provincias andaluzas donde más se práctica la caza y ha visto como las licencias han descendido desde el año 2009 un 16,7 por ciento, siendo la caza menor la más perjudicada. En dicho año se sacaron 30.009 licencias en la provincia malacitana, según los datos de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, sufriendo una caída de 5.000 cazadores en los últimos años.
Las previsiones de la Federación Andaluza de Caza en cuanto a la temporada que comenzó hace unas semanas traen un aire boyante para los aficionados a la caza mayor. Los amantes de la montería tendrán una temporada «impresionante en cantidad aunque ha disminuido la calidad por la falta de comida debido a la ausencia de lluvias», según informa José Andrés García, responsable de caza mayor de la federación.
Diez años de muchos jabalíes
Los jabalíes serán la especie con mayor número de ejemplares. Desde hace aproximadamente 10 años se han reproducido rápidamente y este es uno de los años donde más abundan.
Las condiciones climatológicas de la provincia, que ofrecen al animal un tiempo estable, o la gran masa forestal, que le brinda una buena protección, han permitido una pronta reproducción de una de las especies que más daños provoca a los agricultores. De hecho, según explica Pedro Acedo, delegado provincial de la FAC, los jabalíes pueden tener hasta dos camadas al año con una media de cuatro crías, llegando a seis en numerosas ocasiones al ser ejemplares híbridos. No obstante, expone Acedo, «cuando aparece un jabalí desaparece la oportunidad de la caza menor».
Junto al jabalí, en el bosque la caza mayor estará enfocada a los ciervos, al corzo morisco en el Parque de los Alcornocales, por su relativa abundancia, así como a los muflones que se concentra en la zona de Antequera, Bobadilla, Campillos y la Serranía de Ronda, en esta última comarca también destacan los gamos y el macho montes, presente en casi toda la provincia.
La abundancia de animales también la va a vivir la caza menor esta temporada. La paloma torcaz, está proliferando en el campo malagueño, porque su nidificación tiene lugar en pinos y encinas, evitando verse perjudicada por fitosanitarios y depredadores.
Peor suerte corre la perdiz esta temporada debido «a la agricultura agresiva, que elimina lindazos e insectos que son base de su alimentación, por nidificar en el suelo, exponiéndose a depredadores», dice el delegado. Por ello, muchos cotos se verán perjudicados, incluidos los de perdiz con reclamo, a partir del mes de enero, cuando comienza la práctica. Así, la caza del zorzal se presenta incierta debido a las altas temperaturas y falta de lluvias otoñales.
Enfermedades en conejos
De otro lado, el conejo será otro de los animales de caza menor que esta campaña echarán de menos los cazadores, por el brote de neumonía vírica hemorrágica, que afecta al 80 por ciento de la especie en la provincia. «La enfermedad apareció a finales de los 80 en Francia. La nueva cepa aparecida hace un par de años en Málaga está haciendo estragos, aunque, según los expertos, no es tan virulenta como las anteriores», expone Acedo, quien resalta que la nueva cepa afecta a las crías de conejos concentradas principalmente en la zona de Antequera.
«El conejo es la base de la caza menor. Donde hay conejo otras especies proliferan porque hay menos presión cinegética sobre la perdiz o la liebre y las especies depredadoras inciden más sobre el conejo», indica Acedo. La mixomatosis es otra enfermedad que afecta al conejo. La liebre, por su parte, también está en decadencia esta temporada, por la tularemia.
El delegado de la FAC en Málaga defiende que la cacería está tomando auge «porque es algo ecológico e intrínseco al ser humano. Además, la carne de caza es la más ecológica, ya que lo que comen es natural y no se les trata con medicamentos, como en las granjas. Desgraciadamente ya no hay lobos que se coman a los jabalíes y por ello el cazador es el eslabón superior de la cadena trófica».