Rafael de la Fuente cautivó al auditorio de la Plaza Blas Infante con un elemento destacado: la emotividad. Pero, además, en su función de pregonero de la Feria de San Miguel 2014, aportó también una alta dosis de cariño y elegancia a la hora de intercalar en el relato momentos inolvidables de su trayectoria profesional con expresiones de innegable admiración y cariño hacia el pueblo de Torremolinos en su conjunto.
Minutos después de las 10 de la noche, el pregonero y reconocido profesional del mundo turístico, junto al alcalde, Pedro Fernández Montes; el presidente de la Peña “La Güena Gente”, Sebastián Lara, y los tenientes de alcalde del Ayuntamiento de Torremolinos, compareció en el balcón municipal bajo el cual se habían dado cita numerosos torremolinenses y visitantes, expectantes por escuchar el mensaje de bienvenida a las fiestas de San Miguel, que había tenido ya un agradable prólogo en la actuación de las alumnas del Aula de Baile de la Universidad Popular de Torremolinos.
Rafael de la Fuente no tardó en acaparar la simpatía de los asistentes desde sus primeras palabras, que fueron de agradecimiento: “Gracias por permitirme compartir este momento y esta noche con vosotros. Gracias a nuestro alcalde, don Pedro Fernández, y a la Corporación Municipal que preside. Gracias a don Sebastián Lara, presidente de la Peña La Güena Gente y a todos y todas en esta institución, tan querida en Torremolinos. El honor de ser el modesto, aunque infinitamente agradecido pregonero de las Fiestas de San Miguel de este año, es más que un privilegio. Pues es un premio que no merezco, pero que vuestra generosidad hace doblemente atractivo”.
Tras recordar algunos aspectos que marcaron el protagonismo de Torremolinos en “una de las más hermosas aventuras de la historia del turismo internacional”, Rafael de la Fuente recordó “algunos de los momentos más importantes aquí, en Torremolinos. Hace ya muchos años, en 1957, cuando me admitieron como aprendiz del oficio de hostelería en nuestro Hotel Santa Clara, el Castillo del Inglés. Ese paraíso en la tierra que creó en los años treinta George Langworthy, aquel caballero británico, enamorado de España y de esta tierra, Torremolinos”, y concluyó este apartado afirmando que “nunca olvidaré ese primer plato de comida que gané con mi trabajo. Fue en Torremolinos”.
Abundó el pregonero en su trayectoria profesional en el municipio, donde, en sus diferentes cometidos, dijo que “me siguieron enseñando lo que hay que aprender en un mundo que estaba entonces naciendo, donde casi todas las páginas estaban todavía en blanco: el mundo del turismo”, hasta impregnar sus palabras de emotividad para evocar que fue entonces conoció a su esposa, Concha, quien trabajaba en “Viajes Málaga”, frente al que “había una tienda de modas: se llamaba Oscar. La llevaba una persona que se hizo muy amiga de Concha. Se llamaba Isabelita Manoja. Era una persona inolvidable, una mujer llena de vida y de luz. Una vez al mes, ya casados, salíamos a cenar. Isabel, su marido, Miguel Fernández Campoy y nosotros. Con ellos estrenamos Concha y yo nuestro primer coche. Fueron los dos unos amigos maravillosos, a los que siempre llevaremos en el corazón”.
Evocó entonces Rafael de la Fuente que “aquel Torremolinos de principios de los años sesenta era el lugar más cercano al paraíso que la vida me ha permitido conocer. Un paraíso milagroso. Que se convirtió, a partir de cero, en uno de los destinos turísticos más importantes del mundo. Sin medios, sin grandes inversiones, sin infraestructuras, pero con unas armas secretas formidables: su belleza, su mar, su clima y sobre todo su gente. Ese fue –afirmó- el comienzo del milagro español”, y añadió en este sentido que “cuando el resto de los lugares turísticos de España, sobre todo en las costas mediterráneas de la península, preparaban sus estrategias turísticas ya Torremolinos había ganado todas las batallas para ellos. Fue este maravilloso pueblo el “Big Bang” de la galaxia que con el paso del tiempo convertiría a España en una gran potencia turística mundial. Este fue el kilómetro cero. Y la hoja de ruta que los demás seguirían en tantos otros lugares. Ese honor nadie ni nada os lo podrá arrebatar”.
A continuación, el pregonero explicó que “por eso, los que nos visitaban se enamoraban de la vibrante personalidad de este lugar, de su magia, de su capacidad de adaptación, su internacionalidad. Y sobre todo, nos admiraban por haber sabido crear aquel espacio de libertad que Torremolinos hizo posible, muchas veces a contracorriente”.
Ya en la recta final de su intervención, Rafael de la Fuente se refirió a los años posteriores a esa eclosión del turismo. Y dijo al respecto: “Después vinieron tiempos complicados. Se cometieron errores que pasaron factura”, pero aclaró que “la buena gente de Torremolinos tuvo que demostrar, con su buen trabajo y muchas veces con su sacrificio personal, que valía la pena el luchar por recuperar el terreno perdido. Así se hizo. Hoy Torremolinos puede contemplar el futuro con confianza y con la satisfacción de haber hecho un buen trabajo. Su nombre simboliza de nuevo la excelencia de una gran ciudad turística. Y hay algo que lo confirma. No es una casualidad el que en este momento Torremolinos sea líder en pernoctaciones hoteleras, en una de las más importantes regiones turísticas de Europa, como es Andalucía. Enhorabuena por haberlo conseguido”.
Y por fin, reiteró su agradecimiento: “Gracias, señor Alcalde. Gracias, Señor Presidente. Y gracias a todos y cada uno de vosotros. Gracias, Torremolinos, por tu generosidad. Y siempre y de corazón, gracias a nuestro Santo Patrono, San Miguel Arcángel. Que Dios os guarde”.
Puso así su punto y final a í un pregón directo y sentido, no falto de sencillez y sinceridad, cualidades reconocidas por el público, que rubricó la intervención con un aplauso entusiasta.
El alcalde, Pedro Fernández Montes, en una breve intervención, agradeció a Rafael de la Fuente “el evocador y maravilloso pregón que ha hecho”, y recordó “aquel Torremolinos de finales de los 50 y principios de los años 60, cuando el Torremolinos turístico espontáneo empezó a conformarse como una industria”.
El alcalde se refirió entonces al pregonero en el sentido de que “él fue uno de esos profesionales que supieron dar cuerpo a esa industria para empezar a atender y a responder a las necesidades que tenía el turismo en unas condiciones muy difíciles”.
Pedro Fernández Montes afirmó a continuación que “el fenómeno turístico en Torremolinos lo hicieron la empresa privada y los grandes profesionales que acudieron a nuestro municipio”, reiterando el agradecimiento al pregonero, cuya intervención utilizó el alcalde para señalar que “no podíamos tener un mejor anticipo de nuestra Feria”.
A continuación, el primer edil hizo entrega a Rafael de la Fuente de una reproducción de la Torre de Pimentel, a modo de agradecimiento por su mensaje y como expresión de reconocimiento y afecto del pueblo de Torremolinos en esta jornada tan especial.
Asimismo, ya en el interior del edificio municipal, el presidente de “La Güena Gente”, Salvador Lara, cumplimentó al pregonero con la entrega del ya tradicional Pergamino, distinción acreditativa de su condición de Pregonero de la Feria de San Miguel 2014.
Las interpretaciones de la artista local Macarena Soto pusieron broche final a esta velada en la que Torremolinos contaba ya las horas para el inicio de su esperada Romería de San Miguel, embarcándose ya en el ambiente festivo que tendrá su máxima expresión del 26 al 29, con las jornadas de la Feria de San Miguel.