Jonathan Moya, acusado del secuestro y asesinato de una bebé de 16 meses, ha imputado el crimen a una tercera persona en una declaración que ha hecho hoy ante el juez.
Moya ha acusado "con nombres y apellidos, de una manera clara" a otra persona de la muerte de la niña y ha añadido que la pequeña "se le cayó de los brazos cuando corría", ha declarado a Efe su abogado, José Ramón Cantalejo.
Ha añadido que ahora "será la Guardia Civil, ordenada por el juez, quien busque a esta persona y se ponga a disposición del juzgado, sin que se facilite nombre alguno porque la presunción de inocencia es una garantía que tenemos todos".
Además, el letrado ha explicado a Efe que Moya ha dado detalles que coinciden con algunas de las pruebas periciales y con la autopsia de la niña, como la aparición de un pelo sin identificar en los manos de la pequeña.
También se ha dado a conocer hoy la ampliación del informe de la autopsia donde se descarta la muerte por ahogamiento violento y sí por un traumatismo craneoencefálico y asfixia residual al ser envuelta en un plástico y "arrojada a la balsa aún con un soplo de vida", ha explicado.
El letrado ha indicado la coincidencia de la presencia de aleloides (formas distintas que puede tener un mismo gen) no conocidos en los leotardos de la niña y un cabello en una de sus manos, aún sin identificar.
La madre de la niña, Gema Cuerda, presente en la vista, ha insistido en sus anteriores declaraciones, en el sentido de que la razón del secuestro de su hija era su venta.
Jonathan Moya González, en prisión desde diciembre del 2012, solicitó audiencia con el juez para dar nombres y apellidos de la persona que acabó con la vida de Míriam.
A Moya se le debe juzgar por el asesinato de una bebé, cuyo cadáver fue encontrado el 27 de diciembre del 2012 en una balsa de agua situada cerca de una vía de servicio de la A-92, en la comarca de Nacimiento, en Almería.
El secuestro se produjo una semana antes, cuando la niña se encontraba con su madre, una mujer natural de La Palma del Condado que denunció los hechos ante el Instituto Armado.
Moya había iniciado una relación con la madre de la bebé asesinada, fue detenido una semana después del secuestro, en un cortijo de su familia en el paraje de Camino Real de Abrucena, en el límite con el municipio de Fiñana, donde trataba de ocultarse ante el amplio operativo de búsqueda desplegado por la Guardia Civil.
