Este sábado ha tenido lugar el acto institucional conmemorativo del bicentenario de la concesión del título de Ciudad a San Fernando, en justo reconocimiento al papel que tuvo en la Guerra de la Independencia y en las Cortes Generales que culminaron con la Constitución de 1812.
Ha sido un acto sencillo pero solemne en el mismo lugar donde tuvo lugar el nombramiento, en la iglesia conventual del Carmen, en presencia del presidente del Senado, Pío García Escudero,y con la ausencia del presidente del Congreso, Jesús Posadas, quien excusó su asistencia en el día en que las Cortes Generales, herederas de aquellas que hace 203 años se reunieron en San Fernando, recibían la Medalla de Ciudad.
No ha habido aglomeraciones en la plaza del Carmen,no ha habido bandas de música en la calle, no ha habido desfile de la Fuerza y posiblemente el grueso de la ciudadanía ni siquiera se ha enterado de lo que estaba ocurriendo, tal es así que sobraron las sillas instaladas en la iglesia en previsión de una asistencia masiva de ciudadanos.
Ha habido discursos, dos, a los que les han sobrado mensajes extemporáneos a los hechos que se conmemoraban y ha habido, sobre todo, respeto de todas las fuerzas políticas y de todos los estamentos de la ciudad representados en el templo.
¿Es suficiente para un bicentenario de un hecho tan importante como el que se conmemora? Esa es una pregunta que va a encontrar muchas respuestas, pero la única que vale es la realidad de lo ocurrido. Y punto.
El alcalde de San Fernando, José Loaiza, decía hace unos días que el Diez y el Doce fueron bicentenarios de alcance, porque los hechos afectaron a todo el país y el de ahora era un bicentenario de pueblo. Muy bien definido.
