Carta a la Corporación

Señor alcalde, señoras y señores concejales, no me gusta el desarrollo de los plenos del Ayuntamiento de Jaén porque me parecen una consecuencia de la mediocridad que nos rodea. No me gustan porque los personajes se dedican a algo totalmente opuesto al que se supone que es su trabajo y para lo que cobran, para defender los intereses de Jaén y de los jienenses y para que esta ciudad no se detenga. El espectáculo que se nos ofrece a través de la televisión y de la radio es bochornoso y se reproduce en cada sesión con una evidente falta de respeto que se ha hecho generalizada porque el alcalde, como presidente de la Corporación, no sólo no la ha cortado con su autoridad sino que la ha fomentado con sus discursos. Porque el papel de un presidente es propiciar el debate pero con unas reglas de juego donde hay una línea roja que a estas alturas todos los grupos han traspasado y están contribuyendo con ello al descrédito de la institución. No es extraño que algunos sientan vergüenza de aquello en lo que se han convertido los plenos municipales. Nosotros sentimos nostalgia, cada vez más, sobre todo de la primera corporación democrática, con diferencia la mejor que ha tenido Jaén en la historia reciente, porque se debatía con profundidad pero con respeto por unos políticos con ganas de construir una ciudad mejor. Son innecesarios los insultos y ciertos tonos, algunas “clases” de pedagogía política y el síndrome permanente de mirar para atrás en vez de hacia adelante. El PP, que tiene holgada mayoría absoluta, ha perdido una ocasión de oro simplemente provocando otra actitud. En fin, que pregunten todos en la calle si la arrogancia les deja.