El Día Mundial de las Aves Migratorias fue un ejercicio de reflexión sobre el cuidado y conservación que los arcenses hacen de su incalculable patrimonio natural. Desde la cola del embalse de Arcos, en concreto desde los observatorios de aves, las asociaciones SEO Bird Life y Birding Andalusian llevaron a cabo actividades que comprendieron desde la observación de aves con material profesional hasta un divertido taller de dibujo y pintura para los niños que quisieron junto a sus padres disfrutar de la jornada.
Creando redes para proteger las aves migratorias fue el lema elegido este año para tan singular día, cuya intención fue implicar a todo tipo de organismos, entidades o asociaciones para que se sumen de forma directa al mantenimiento de los hábitats donde las aves suelen anidar, en este caso entre los juncos del paraje natural de la cola del embalse de Arcos.
El sitio no es elegido al azar, pues el paraje reviste una tremenda importancia desde el punto de vista de la recepción y nidificación de aves que proceden del sur de África, y que gracias al clima que encuentran en estas tierras recalan en las mismas durante su temporada nupcial y para la cría de sus polluelos.
La magnitud del Día Mundial de las Aves Migratorias queda suficientemente demostrada con su celebración en 55 países, donde se han desarrollado hasta 150 actos diferentes, con lo que se intenta que cada año haya más lugares y, en definitiva, más personas implicadas con esta causa naturalista y conservacionista.
La eliminación de plagas de insectos -el vencejo común que tanto abunda por esta zona es un claro ejemplo- es uno de los muchos beneficios que aportan las aves al medio ambiente. Sin embargo, las organizaciones vinculadas a su conservación vienen poniendo el acento en la urgente necesidad de retirar del mercado al menos dos tipos de pesticida por su elevado grado de contaminación. De hecho, esos pesticidas están acabando con millones de ejemplares en todo el mundo y con sus consiguientes problemas de salud para la población de forma indirecta. Es por ello por que las organizaciones ecologistas hacen un llamamiento a los gobiernos de los países para que se unifique el tipo de pesticidas que se emplean en los cultivos, y así contribuir al mantenimiento de las especies avícolas.
La jornada sirvió, entre otras alegrías, para descubrir que, posiblemente por el cambio climático, Arcos viene acogiendo nuevas especies que anteriormente nunca anidaban en el término municipal. Es el caso, por ejemplo, el llamado Agateador común, que se ha visto recientemente en zonas de pinares durante el último año. Una curiosidad, porque la especie solía habitar hasta ahora zonas de montaña. Otro ejemplo podría ser el de la golondrina dáurica, que siempre ha ocupado zonas rurales pero ya que se ha visto por los alrededores de los jardines de Arcos, por el propio paraje natural de la cola del embalse, etc. Es una consecuencia no sólo del cambio climático en sí, sino de la saturación que estas aves encuentran en sus hábitats tradicionales y que no les permite un desarrollo pleno.
Sobre la cola del embalse, como reconocía a pie de avistamiento el técnico de campo Claudio Vázquez, el grado de conservación deja mucho que desear, no sólo por las basuras que en ocasiones se acumulan en las instalaciones del observatorio, sino, sobre todo, por los continuos destrozos a los que se someten las casetas-observatorio. En una de las dos existentes se ha comprobado cómo recientemente los más desaprensivos han roto una puerta, accediendo al interior donde han dibujado motivos obscenos y ensuciado el lugar, además de haber destrozado los tutores de algunos árboles e incluso roto la valla que delimita estos observatorios con la ladera colindante; es decir, un cúmulo de despropósitos que no ha hecho más que dañar el que debería ser uno de los principales equipamientos medioambientales de Arcos por la relevancia de la avifauna en la zona.
En los observatorios de aves son frecuentes las pintadas, los excrementos, los preservativos, las botellas y en ocasiones hasta los restos de un fuego. En la tarea de vigilancia deben implicarse no sólo las fuerzas de seguridad y el propio Ayuntamiento -el día antes del encuentro limpió las yerbas del lugar-, sino las familias, para que transmitan a sus hijos la importancia ecológica del lugar y los hábitos que necesariamente hay que adoptar para su mantenimiento y cuidado. La zona bien merece la pena y el trabajo en esta dirección de todos los arcenses.