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El Puerto

Sergio Salas 'El Pijorro' sale por la puerta grande

A pesar de los precios, los tendidos estaban desiertos, sin llegar al millar de personas

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  • SERGIO SALAS -

La gente salió del primer festejo de El Puerto hablando de un chaval de muy buenas maneras, por cierto de Sanlúcar de los toreros, que se llama Sergio Salas ‘El Pijorro’. Abrió la puerta grande tras cortar dos orejas a su primero, un buen novillo de Rocío de  la Cámara que fue aplaudido en el arrastre. El ambiente otoñal con lluvia al comienzo y la poca afición, si se puede decir, que hay en El Puerto, incluidas las Peñas, dejó los tendidos desiertos, con una entrada sin llegar al millar de personas a pesar del esfuerzo que hizo la empresa con precios anticrisis, en colaboración con el Ayuntamiento, para que por unas horas se dejara la Feria de la Primavera y Fiestas del Vino Fino y se siguieran disfrutando en la Real Plaza de El Puerto. ¿Después hablarán muchos aficionados de la Bahía que las entradas están caras? La novillada fue entretenida y, los que no fueron, se perdieron buenos momentos. Lamentablemente, un año más, el festejo feriado está llamado a desaparecer, si no se remedia en un futuro.

Los cuatro novillos de Rocío de la Cámara y dos del cortijo de la ‘sierra’ de la misma ganadería estuvieron muy bien presentados. Dieron en general buen juego y tuvieron nobleza, desentonando el quinto que tenía brusquedad.

Cuajó una excelente tarde con capote y muleta del apodado ‘El Pijorro’, que pronto tiene que sonar en el toreo pues lo que hizo es de mucho mérito. Sabe torear bien con el capote y coloca muy bien la muleta con valor y entrega. Está en el camino. Con el último no pudo redondear la tarde, aunque nuevamente refrendó todo lo bueno que lleva dentro.


Ángel Puerta, valiente y muy decidido en su primero, se fue a puerta gayola. Luchó contra un novillo mansito, pero que metía la cabeza cuando envestía. Además de tener la climatología en contra, fue una lástima que no matara y diera la vuelta al ruedo. En el segundo le faltó un puyazo y todo su afán quedó en silencio.

Cayetano Ortiz, de origen galo, tuvo momentos de cierto brillo. Los dos puyazos al quinto lo acusó; se le quedó parado y Ortiz estuvo animoso, igual que en su primero, pero sin llegar a los tendidos, aunque le faltó matar en este novillo.

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