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Campo de Gibraltar

El Arte Rupestre en la comarca sufre un serio peligro de desaparición

Los abrigos de los Maquis en Castellar y del Pajarraco en Los Barrios han sufrido un deterioro irreparable por parte de acciones vandálicas en los últimos años

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  • Pinturas rupestres en la comarca. -

“Las manifestaciones rupestres de los abrigos de los Maquis en Castellar y del Pajarraco en Los Barrios han sufrido un deterioro irreparable por parte de acciones vandálicas en los últimos años; de no tomarse medidas urgentes en materia de protección y conservación este legado milenario se perderá irremediablemente”.  Así de contundentes han sido las conclusiones a las que se ha llegado en la última reunión realizada por la sección II del Instituto de Estudios Campo Gibraltareños, que tiene entre sus objetivos fundamentales el proteger y potenciar el patrimonio cultural de la comarca, y donde se abordó el estado de estos dos yacimientos tan singulares, según resume el presidente de la sección, Carlos Gómez de Avellaneda.

Miembros de la Asociación AGEDPA, aportaron en dicha reunión la documentación recopilada durante años al respecto. En palabras de Antonio Ruiz, miembro del IECG y presidente de la asociación: “La problemática que rodea a ambos abrigos es distinta pero lamentablemente nos lleva a las mismas consecuencias, una pérdida irremediable de parte de nuestro patrimonio arqueológico”.

Del primer enclave destacamos que contiene en su interior más de una decena de motivos pictóricos prehistóricos, entre los cuales destaca antropomorfos, soliformes e ídolos con una antigüedad de no menos de cuatro mil años. En el exterior y grabadas en la roca se aprecian: siglas, nombres de personajes y consignas que nos retrotraen a la etapa o acontecimientos de la guerra civil española.  Por todo ello es uno de los yacimientos arqueológicos e históricos más relevantes de la provincia. Quizá tal circunstancia ha motivado a algunas personas a promover visitas y explotación turística del lugar, provocando un número elevado de excursiones incontroladas que han derivado lamentablemente en actos vandálicos que se traducen en pintadas y raspaduras de los paneles pictóricos.  De estas acciones antrópicas se han constatado dos en los últimos cuatro años, dejando de ser un hecho aislado y generando una gran inquietud, pues pueden repetirse y seguir dañando este patrimonio tan vulnerable. 

Del segundo abrigo se conoce su existencia desde principios del siglo pasado, y de él destaca la gran belleza de sus pinturas que reflejan una escena de caza, con arquero, presa sangrando y zoomorfos alrededor.  Lamentablemente éste ha sufrido de forma consciente, y por lo tanto con el consentimiento de las instituciones responsables de su conservación, un deterioro tan irracional que se podría tildar como delito contra el patrimonio.  Las fisuras y la inestabilidad que sufre el abrigo, fueron producidas por el dinamitado que se llevó a cabo en la construcción de una vía de servicio del embalse de Charco Redondo. Éstas ya han ocasionado el desprendimiento de alguno de sus motivos que son irrecuperables, y culminarán en los próximos años con el derrumbamiento de la mayoría de ellas.

Con todo lo expuesto hay que incidir, una vez más, en la indolencia con la que se está tratando este patrimonio desde hace años por parte de las administraciones competentes, y en la urgencia de que estas adopten las medidas necesarias en materia de protección y conservación de los abrigos con arte rupestre más vulnerables a sufrir daños por actos antrópicos. Tales tareas son sin duda cuestiones prioritarias, que no admiten excusas y que tenemos la obligación de reivindicarlas para garantizar un legado lo suficientemente provechoso para las futuras generaciones.

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