El domingo pasado empatamos 0-0 con el Mairena, el equipo estuvo absolutamente profesional y aplicado en defensa y romo espeso y plano arriba, pero no vengo a hablarles del pasado reciente ni del futuro con el Conil el próximo fin de semana, les escribo del clásico contra el Algeciras de dentro de 15 días en la avenida de Valdelagrana.
A los entrenadores, jugadores y demás “farándula” futbolera le gusta eso del “partido a partido”, iremos “paso a paso” y lo importante son los “3 puntos”, pero yo querido lector quiero ser diferente, me da igual perder el domingo en el Pérez Ureba, lo que deseo y lo que me transmiten desde la tribuna de nuestro estadio es la necesidad imperiosa de ganarle al Algeciras CF, equipo entrenado por nuestro añorado Manuel Real Sanlúcar, gloria de nuestro club, pasado insigne e imborrable recuerdo.
Nuestro Sanlúcar es un sabio de este deporte, a su habilidad dentro de la cancha, ha unido saber cultivar relaciones por donde ha recalado y tiene sus ministros de exteriores, embajadores y secretarios de Estado a su servicio, encabezados en la Bahía por Carlos Camacho, buen racinguista y mejor persona.
Toda esta maquinaria está en marcha para ponerle hielo a un partido que tiene todos los alicientes de partido del año en el viejo Cuvillo. El bornense, cual torero, querrá llegar, saludar a la afición, besarse con las guapas, desmonterarse, y salir a los medios. Se aferrará al albero maestrante, llorará, lloraremos y se barruntará un 0-3 que nos dejará una cara de adoquín catedralicio.
Y no, yo no quiero que sea así, quiero derrotar o quitarle puntos a un Algeciras que se ha mostrado como enemigo encolerizado del Racing, equipo tosco, de directiva francamente mejorable en los modales y de algún medio de comunicación falto de objetividad.
Faltan dos semanas y convendrá decirles a nuestros jugadores la importancia de ganar el partido del año, faltan 15 días.
