El tiempo en: Estepona

El Puerto

El escudo como corazón

Lolo Prado, a pesar de contar con ofertas, medita colgar las botas. ”Me emociono y me enorgullece escuchar y leer todo lo que la afición dice acerca de mi”

Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad Ai
  • Tras valorarlo mucho, la historia de otro Prado puede llegar a cerrarse. -

En su segunda etapa lució el brazalete de capitán tres temporadas, más que una obligación fue un orgullo para él. Acabó máximo goleador en dos de ellas y se renovó, día tras día, en sus creencias profundas en el amor a unos colores a base de sacrificio, fidelidad, pundonor y compromiso. A pesar de jugar en su casa, le invitan a abandonarla y aunque se resiste en su adiós, le muestran la salida. “No hay otra, es ley de vida”, dice Lolo Prado.

No cabe duda que en su despedida, calla más de lo que dice sus palabras. Silencia y medita, como no queriendo hacer ruido. Éste no va con él. Prefiere guardar silencio. No manchará el nombre de nadie en vano, no es su estilo. Se va triste, dolido y con un profundo mal sabor de boca, ya no solo por la decisión, sino por las formas. Las maneras, y a pesar de ser gratuitas, siguen costando adecuarlas a ciertas circunstancias.

El tiempo lo acapara en reflexionar si le merece o no la pena seguir jugando. Maneja ofertas, pero se intuye que cerrará más pronto que tarde su historia como jugador. El fútbol es sentimiento y, sin él, es enrevesado ir contracorriente. La cabeza y el corazón tienen vidas paralelas, y le aconsejan serenarse y pensarlo una y otra vez.


Sin estar decidido, sin pronunciarlo, cada vez ve el adiós más cercano.

No ha sido un año fácil, desgraciadamente, la vida no le reservó un trato acorde, ni ésta quiso estar a la altura del que entendió que la mejor manera de sacar partido, era responder con creces. Como queriendo dar más de sí mismo y no tirar la toalla. Demostrándole que ella no podía competir, y que no era rival. Quiso luchar y lanzarse para delante, como confiando en que la vida siempre te guardará una segunda oportunidad. A buen seguro que las tendrá, y se sabrá recompensado.

“Es complicado llevarlo”, articula ante su nueva situación, sabedor que no continuará. Está tranquilo, “pero apenado, sobre todo, por las maneras de salir”.

Se cobijó en los ánimos de la afición, la que otrora le vitoreó y que, aunque sin entender de decisiones técnicas, mucho menos, de una salida apática. “Me emociono y me enorgullece escuchar y leer todo lo que ésta dice acerca de mi”, asiente gozoso. Del mismo modo, reconoce que “solo después de la decisión solo he recibido el apoyo de la directiva”.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN