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María Márquez revive la esencia familiar de la Navidad en un pregón con mucho amor

Desde Rota llegaba María Márquez para ensalzar los valores del auténtico espíritu navideño desde el atril en el Santuario de Nuestra Señora de Regla

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  • María Márquez, pregonera de la Navidad 2024, en el Santuario de Regla -

Las localidades vecinas de Chipiona y Rota mantienen una estrecha relación. Se abrazan con fuerza, compartiendo su tradición. En la romería dedicada a la ‘Morenita’ ambos pueblos se encuentran en un camino lleno de devoción, para después hacer lo mismo a la vuelta con San Isidro Labrador. María Márquez, roteña de nacimiento, pero chipionera de adopción, es de corazón rociero y devota de la Virgen de Regla. Hasta sus pies camina cada año, recorriendo kilómetros por la playa en un camino impulsado por la fe, que también contempla como sinónimo de preservar una tradición. La suya. Y la de un pueblo entero.

Ella cargadora del Lunes Santo y pregonera de importantes mensajes como el de Nuestra Señora del Calvario o de su romería querida, se subió esta vez al atril del majestuoso Santuario, al que tantas veces había llegado para escuchar una misa a sus plantas, para abrir las puertas a la Navidad en Chipiona bajo el manto de la Patrona. “Quiero dedicarte un piropo, pero palabras no tengo”, expresó María ‘La del Neo’, como se le conoce en su pueblo natal, mientras se giraba para mirar directamente al rostro divino de la Virgen de Regla con profunda veneración. Al final, pudo articular unas cuantas. Al menos, las suficientes como para dar forma a un pregón que pareció el reflejo más puro de su alma. “Amor, cariño y humildad”, como explicó su presentador, José Manuel Coco. El mismo que ella, frente al atril, trató de expresar después, con el apoyo musical de su inseparable coro de la Hermandad del Rocío de Rota. Una misión que afrontó como un “privilegio, un honor y una responsabilidad”, pues estaba ante el pregón de la “fiesta más grande que tiene la cristiandad”.

Una fiesta, que, con el paso de los años, ha evolucionado de forma acelerada hasta dar forma a una celebración radicalmente diferente, donde la auténtica esencia de la Navidad ha quedado reducida prácticamente al olvido. El nacimiento de Jesús de Nazaret, ese trasfondo profundamente cristiano, ha pasado a ocupar un plano demasiado irrelevante entre tanta música de pandereta, comidas colosales y consumismo desenfrenado. Aunque María sostuvo que “hacer fiesta es la mejor noticia”, porque todo, de una manera u otra, gira en torno al niño de Dios. El belén, es el ejemplo más claro. “El primero en hacerlo fue San Francisco de Asís, donde quiso intentar evangelizar a la población”, mientras que los “villancicos son canciones que nos acercan a la vida de Jesús. Escuchándolos se nos alegra el corazón. Forman parte de nuestra identidad”.

También de nuestra historia, de nuestras raíces. “Tradiciones de nuestros antepasados”, continuó la pregonera, que “siempre deben perdurar”, compartiéndose entre generaciones para mantenerse con vida. María recordó cuando ella era, precisamente, aquellos días de un tiempo pasado en los que tan solo era una niña que, junto a los demás, escuchaba con inquietud “canciones muy antiguas” que entonaban los mayores el día de Nochebuena, recurriendo a “cualquier utensilio de cocina” para montar una zambomba improvisada. Una olla, una sartén o un cazo. Una cuchara, una paleta o un tenedor. Lo que tuvieran a mano era más que suficiente para completar un instrumento casero de percusión. Sin florituras, ni alardes. Solo “un ambiente familiar donde reinaba la paz y la armonía”, añadió. “¡Quien pudiera volver a vivir aquellos días de mi lejana infancia!”.

Los mismos instrumentos que, posiblemente, habían empleado horas antes durante la cena, en esa mesa presidida por un pollo con patatas que, como apuntó María a modo de broma, con “muchas patatas y poco pollo”. Pero, nadie parecía darle nunca importancia. Ni los pequeños, ni tampoco los mayores. Después de todo, en esa humilde casa de la mayetería roteña “había esfuerzo, trabajo y mucho amor, y siempre recibiendo la bendición de Dios”, recordó. “El cariño fue suficiente para suplir lo que podía faltar”.

Como esa casa a la que hizo referencia María Márquez, el mundo actual en el que vivimos también presenta muchas necesidades. Carencias que siempre han existido, desde el momento de la creación, donde pronto aparecieron la “envidia y los celos y los hombres se mataban por un puñado de dinero”, relató. El odio entre las personas no ha desaparecido, sino todo lo contrario. Se ha incrementado en los tiempos actuales que corren, sentando así el contexto ideal para la aparición de muchos conflictos provocados por la maldad y la crudeza humana. Sin amor. Sin cariño. Actitudes que dan la espalda, completamente, a la concepción cristiana. “Jesús quiere que le veamos en cada persona necesitada que encontramos en el camino”, reivindicó María ‘La del Neo’, que finalizó su pregón anhelando el “fin de las guerras” y el florecimiento de la solidaridad en nuestro espíritu de cara al comienzo inminente de la Navidad.

 

 

 

 

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