El embajador de España en Libia era Luis Francisco García Cerezo, quien abandonó Trípoli el pasado 2 de marzo debido al conflicto entre la insurgencia y las tropas leales a Gadafi.
Junto a él, regresó a España todo el personal diplomático, lo que supuso el cierre en la práctica de la legación en Trípoli, que quedó custodiada por empleados locales.
El 'número dos' de la embajada, Diego Ruiz, volvió a la capital libia semanas después debido a la detención del fotógrafo Manu Brabo, pero una vez que fue liberado el pasado 20 de mayo, regresó de nuevo a Madrid.
El único representante diplomático que España tiene ahora en territorio libio es José Riera, que ejerce como 'embajador' en Bengasi, la capital de facto de la insurgencia desde comienzos de mayo.
La ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, visitó Bengasi el pasado miércoles para hacer patente su apoyo al CNT, cuyo presidente, Mustafá Abdelyalil, fue ministro de Justicia con Gadafi hasta cuando comenzó el conflicto en febrero.
Jiménez aseguró que el máximo órgano de la oposición es “el representante legítimo del pueblo libio”.