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Huelva

El sellado de los pozos marinos de gas ya tiene la DIA positiva

El Gobierno da luz verde al proyecto de Repsol para cerrar el campo de gas Poseidón, al suroeste de la costa de Huelva

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  • Mapa de localización de los pozos de gas que se van a sellar. -
  • dos yacimientos: un pozo en Poseidón Norte y otros dos pozos en Poseidón Sur
  • Motivo: el cumplimiento de las obligaciones de abandono tras el fin de su vida útil
  • Estado: están en ‘shut-in’: sin producción y con todas las válvulas en modo cerrado

Paso clave en la tramitación del sellado y abandono definitivo de los tres pozos submarinos para el almacenamiento subterráneo de gas natural que la empresa Repsol tiene frente a las costas onubenses.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha emitido recientemente la resolución de la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental por la que se formula la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto, requisito indispensable para poder llevar a cabo la clausura definitiva de estos pozos de gas en el subsuelo marino de Huelva.

En concreto, se trata de dos yacimientos de gas natural independientes: un pozo en Poseidón Norte (PSN-1) y dos pozos en Poseidón Sur (PSS-1 y PSS-2). Localizados en el Golfo de Cádiz, al suroeste de la costa de Huelva, están situados a una distancia de entre 30 km (PSN-1) y 40 km (PSS-1 y PSS-2) de la línea de costa, sobre la plataforma continental, en profundidades comprendidas entre los 75 y los 130 metros.

Fue en agosto de 2022 cuando se dio el primer paso de esta tramitación con el anuncio de información pública del proyecto de referencia y de su estudio de impacto ambiental.

En junio de 2023 fue cuando se formalizó la solicitud de evaluación de impacto ambiental ordinaria del proyecto, y tras varios requerimientos de informes complementarios, entre otros al Instituto Español de Oceanografía, el 16 de enero de 2024 se ha dictado la resolución que otorga la DIA positiva.

El objeto del proyecto es el sellado  y abandono definitivo de los tres pozos submarinos asociados al campo de gas Poseidón mediante la instalación de barreras probadas que permitan aislar de forma efectiva todas las formaciones con potencial de flujo, según se recoge en la resolución, publicada escasos días atrás en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

La principal justificación del proyecto es el fin de la vida útil del campo de gas y el cumplimiento por parte de Repsol de las obligaciones de abandono.

Actualmente los pozos se encuentran en estado ‘shut-it’, esto es, sin producción y con todas las válvulas de la cabeza de pozo submarina en modo cerrado.

La producción de los pozos cesó en 2011 en el caso de Posesión Sur y en septiembre de 2021 en el caso de Poseidón Norte.

Según se detalla en la resolución firmada por la directora general de Calidad y Evaluación Ambiental, el estudio de impacto ambiental plantea diferentes supuestos de planificación para el programa de sellado y abandono, en función del tipo de abandono que puedan requerir los pozos según el estado en el que se encuentren. No obstante, para la evaluación ambiental, se ha optado por el escenario más conservador, es decir, el supuesto de abandono más complejo, que requeriría laboral de remediación de cemento y la intervención de dos unidades, con una ejecución en tres campañas.

El plazo total de ejecución del sellado y abandono de los pozos contempla 227 días e incluye cuatro fases: movilización, despliegue de los equipos de intervención, limpieza y desconexión de tubería (flowline) y umbilical de control y una última fase de sellado y abandono.

Antecedentes y polémica

Con el nombre de Poseidón, los tres pozos submarinos de gas comenzaron su actividad en el año 1997 y después de dos años sin extraer gas natural, recuperaron su actividad en el año 2009, en medio de una polémica que generó un amplio debate en los ayuntamientos de Huelva y Moguer y que llegó incluso a las instituciones europeas.

Las implicaciones medioambientales, toda vez que se encontraban en una zona cercana al Parque Nacional de Doñana, y las dificultades para llevar a cabo el tratamiento de la gran cantidad de agua que se necesita para este tipo de actividades -con vertidos en la capital que finalmente fueron prohibidos-, así como la surgida con los problemas derivados del fracking -hoy prohibido en los países europeos- dieron la puntilla a unas instalaciones que cada vez están más cerca de su cierre definitivo.

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