Los residentes del campo de refugiados de Yenín regresaron esta mañana a sus hogares en ese campamento, donde dos días de operación militar a gran escala de Israel han dejado un duro rastro de destrucción, con casas reducidas a escombros y restos de sangre y metralla en las calles devastadas.
"Vuelvo a mi casa, no sé si estará en pie o no", comentó a EFE, en una de las entradas al campo, Ibrahim, un palestino de 50 años que huyó a casa de su hija fuera del campamento cuando empezaron los combates.
Decenas de personas entraban esta mañana al campo de refugiados de Yenín, histórico bastión del movimiento miliciano palestino al norte de Cisjordania ocupada, de los más de 3.000 residentes que huyeron de la violencia después de que Israel emprendiera la madrugada del lunes un operativo militar a gran escala, por tierra y aire, sobre este territorio.
Se trata del operativo de mayor envergadura en Cisjordania desde la Segunda Intifada (2000-05), en el que participaron más de mil uniformados y la aviación israelí, y en el que han muerto de momento 12 palestinos, casi todos milicianos pero también cuatro menores, y un soldado israelí.
El Ejército israelí confirmó esta mañana que ya se había completado la retirada de Yenín, dando por terminada la operación, después de que comenzara la salida de tropas anoche, cuando algunos residentes ya retornaron al campamento, donde viven unas 20.000 personas en poco más de medio kilómetro cuadrado.
Sin embargo, muchos residentes del campo optaron por quedarse en sus casas, pese a los llamados de la Media Luna Roja palestina, ya que en su condición de refugiados saben "lo que es dejar atrás tu hogar", indicó un Mohamed mientras observaba los desperfectos de su calle, ya que el campamento está poblado por palestinos que tuvieron que huir de sus localidades natales en 1948, cuando se fundó el Estado de Israel.
"No teníamos miedo, si vives en el campo de Yenín no puedes tener miedo", afirmó a EFE Aboul Hafed, de 45 años, que se instaló en casa de unos vecinos con su mujer y tres hijos.
Entre las numerosas calles con asfalto levantado -el Ejército buscaba así explosivos- y restos de cristales por todas partes, jóvenes con walkie talkies controlan en motos los accesos al campo y las retroescavadoras ya han entrado a recoger escombros.
El suministro de agua y luz, cortado por los combates desde las primeras horas de la ofensiva militar, se ha restaurado en algunos puntos del campamento.
Entre la devastación, residentes del campo comentaron a EFE que están contentos de volver a sus casas y "orgullosos" de cómo las milicias, unidas bajo la Brigada de Yenín, "resistieron la agresión de Israel".
El campamento de Yenín ya fue escenario del episodio más sangriento de la Segunda Intifada, cuando una incursión israelí en abril de 2002 acabó con la vida de 52 palestinos y 23 soldados israelíes murieron en diez días de combates.
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Los palestinos regresan a Yenín entre una amplia devastación tras la salida del ejército
Con casas reducidas a escombros y restos de sangre y metralla en las calles devastadas
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