El cantautor Joaquín Sabina se llevó hace unas semanas el Goya a la Mejor Canción Original por el tema ‘Sintiéndolo mucho’, canción para el documental del mismo título de Fernando León de Aranoa, donde, el director, lo ha retratado en los últimos trece años de su vida. Todos hemos podido disfrutar de las canciones de Sabina, un nombre conocido hasta el último rincón hispano hablante. Ya lo decía Marwan: “Conviene saber que nada escuece más que un disco de Sabina y, a la vez, solo esas canciones te pueden curar”.
Me gusta revivir el momento en el que oí por primera vez una canción suya. Fue ‘Contigo’, y me encantó. Desde entonces Joaquín Sabina me ha acompañado en mis días y en mis noches y ha sido banda sonora de mi vida, de mis buenos y de mis malos momentos. Pero vamos por partes, primero, un breve resumen de su vida: Un 12 de febrero de hace setenta y cuatro años nació Joaquín Sabina en Úbeda (Jaén), fue allí donde comenzó a adentrarse en el mundo de la música versionando clásicos del rock.
Su interés por la poesía le llevó a Granada a estudiar la carrera de Filología Románica. El compromiso político contra la dictadura franquista y la participación en numerosas protestas, le obligaron a exiliarse a Londres donde pudo dar rienda suelta a su creatividad y se ganó la vida actuando en bares. Tras la muerte de Franco, regresó a España y se trasladó a una buhardilla al barrio madrileño de La Latina.
En aquellos tiempos se venía fraguando un movimiento cultural: la Movida madrileña, y grupos de música como Alaska, Radio Futura y Nacha Pop aportaron transgresión al panorama musical. En esos años, Sabina compondría su primer éxito ‘Pongamos que hablo de Madrid’, himno de la ciudad. Y otros como ‘Princesa’, donde retrata la triste realidad de los 80, cuando, desgraciadamente, muchas princesas andaban entre la cirrosis y la sobredosis hasta que era demasiado tarde.
En los 90, Sabina se consagró como fenómeno de masas y puso rumbo a Latinoamérica, donde se esfuerza por conseguir letras cada vez más amargas y brillantes. Su álbum número trece le lleva a los puestos más altos de las listas de ventas, y es ni más ni menos que ‘19 días y 500 noches’, es la sinceridad que desprenden sus canciones lo que confirma su genialidad y su talento. En 2001 sufrió un infarto cerebral y abandonó por completo su relación con las drogas, y pocos años después volvís a los escenarios con su amigo Serrat.
Gran parte de la banda sonora de España ha salido de la boca de Joaquín Sabina. Ya sea un himno como 'Y sin embargo' o una macarrada al ritmo de 'Pacto entre caballeros'. En el documental 'Sintiéndolo mucho' realiza un viaje, desde los inicios del artista hasta el día de hoy, con imágenes de casi todas las épocas. Comparte sus reflexiones, sus preocupaciones, sus tristezas, sus amores, el origen sus letras y sobre todo sus juergas, porque hay que ser artista para salir en un documental sobre tu vida pimplando en casi todas las escenas, cada uno busca su creatividad donde sabe que la encuentra.
Nos darían más de las diez y las once, las doce y la una, agradeciendo a Sabina su capacidad de dejarse el corazón y la vida en sus canciones. Al artista canalla que con su voz rasgada y su bombín pone banda sonora a toda una época y que nos da motivos de sobra para, como él, volver siempre a Madrid.