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Lo que queda del día

Estas cosas pasan a diario

Estas cosas extrañas suceden a todas horas. A veces nos ayudan a no perder la fe en las buenas personas, y otras nos invitan a seguir en permanente alerta

Publicado: 10/12/2022 ·
17:55
· Actualizado: 10/12/2022 · 17:55
  • Las protagonistas de la historia tras la pérdida de una cartera con casi 1.700 euros. -
Autor

Abraham Ceballos

Abraham Ceballos es director de Viva Jerez y coordinador de 7 Televisión Jerez. Periodista y crítico de cine

Lo que queda del día

Un repaso a 'los restos del día', todo aquello que nos pasa, nos seduce o nos afecta, de la política al fútbol, del cine a la música

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Mari Cruz salió por la tarde a sacar dinero de un cajero. Casi 1.700 euros. Al día siguiente tenía que afrontar el pago de unas reformas que acababan de realizar en el nuevo piso al que se había mudado con su marido y sus tres hijos. Antes de volver a casa decidió parar en el supermercado a hacer unas compras. Durante todo el tiempo estuvo muy pendiente de la cartera, ya que no acostumbra a llevar encima tanto dinero en metálico. Sin embargo, al guardar las bolsas en el coche, la cartera salió despedida al suelo sin que se percatara. Llevaba prisa. Había que preparar la cena a los pequeños. Poco después, María de Gracia, que había acudido al mismo supermercado, encontró la cartera en el suelo. La abrió para intentar averiguar el nombre de su propietaria y se encontró con el fajo de billetes.  

Si cualquiera se enfrenta a una situación similar y surge un momento de duda, debilidad o tentación, seguro que es éste. Ella no la tuvo. Halló el dni de su propietaria y fue a buscarla, aunque con escaso éxito, por lo que terminó por entregarla a la Policía Nacional para que se encargara de hacerlo. La historia terminó unos días después en la propia Comisaría, donde se produjo el encuentro entre las dos protagonistas de la historia, con intercambio de regalos incluido.

Había una gran expectación mediática por conocerlas y que relataran cómo sucedió todo. Alguna tele hasta las obligó a recrear el momento del encuentro para darle más veracidad, e incluso insistieron en preguntarle a Mari Cruz si lo estaba pasando mal económicamente, cuáles habrían sido las consecuencias de haber perdido tanto dinero y cómo habría afrontado las fiestas. Aquello me recordó al fotógrafo de prensa que encarnaba Joe Pesci en El ojo público, cuando pellizcaba a los bebés abandonados en las calles de Nueva York porque la foto se cotizaba más si había lágrimas en el rostro del niño, pero la joven se encargó de frustrar el énfasis dramático: un contratiempo y poco más.

En realidad, todos buscábamos una “historia de navidad”, un “milagro en navidad”, como si hubiera que seguir el dictado de un telefilme de sobremesa de esos que lleva emitiendo Antena 3 desde hace un mes. No era el “hombre que muerde al perro”, pero sí uno de esos relatos que ayudan a seguir creyendo en la especie humana, aunque sean gestos y situaciones que se produzcan a diario. La propia Mari Cruz recordó que su madre fue la que se encontró hace poco con una cartera en la calle y no paró hasta que dio con su dueño, como si se hubiera anticipado a una cadena de favores de la que ella era ahora la benefactora.

Como explicaba Paul Thomas Anderson en Magnolia, “esto no es simplemente algo que pasó. No puede ser una de esas cosas. No fue solo una cuestión de azar. Estas cosas extrañas suceden a todas horas”, por mucho que las queramos revestir de excepcionalidad. A veces nos ayudan a no perder la fe en las buenas personas, y otras nos invitan a seguir en permanente alerta, porque están presentes a la vuelta de cualquier esquina, bajo diferentes circunstancias.

Ese mismo día, casi medio centenar de vecinos, de entre San Roque y Jerez, que soñaban con pasar la semana del puente en Nueva York, patinar bajo el inmenso árbol navideño del Rockefeller Center, caminar por Central Park, visitar la estatua de la Libertad o los almacenes Bloomingsdale, se quedaron en tierra porque el promotor del viaje había hecho un mal cálculo con los dos mil euros que había recibido por cada pasaje y tampoco les daba garantías inmediatas de devolverles el dinero. La noche anterior, en Jerez, un tipo al que habían echado de una discoteca porque insistía en fumar dentro del local, volvió al volante de su coche y atropelló a tres personas que se encontraban en la puerta, aunque, al menos, sin tiempo a escapar de la Policía.

Estas cosas pasan. No aparecen en el orden del día de un pleno, ni acaparan siempre titulares, pero cuando ocurren hacen que nos sintamos más cerca unos de otros.

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