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“Mucha gente no se acercaría a la Iglesia sin las hermandades”

La delegada diocesana invita a las juntas a hacer “examen de conciencia” sobre la necesidad de salir a la calle de modo extraordinario

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  • Elena Gómez y Orlando Lucena, en Luz de Pasión, de 7 TV Jerez. -

La delegada diocesana de Hermandades y Cofradías, Elena Gómez, entiende que estas corporaciones constituyen “una fuente de riqueza” para la Iglesia y admite que “mucha gente no se acercaría nunca a una vida de fe sin esta realidad eclesial”.

Recién aterrizada en el cargo, ha recibido el encargo del obispo de Asidonia-Jerez, José Rico Pavés, de “acompañar” a las hermandades, de modo que se conviertan en “escuelas de vida cristiana”.

El órgano deja por tanto en un segundo plano su trabajo burocrático y administrativo para centrarse en una “misión evangelizadora”.

De ahí que el prelado haya puesto al frente a una mujer que además es madre de familia, bajo la premisa de que “la primera escuela que tiene el ser humano es la familia” y con la idea de trasladar ese espíritu al seno de las cofradías.

Elena Gómez es consciente de que muchas juntas de gobierno la buscarán a la hora de solicitar permisos para sus salidas extraordinarias y demás elementos de culto externo, pero también de que quizá en estos últimos años se haya abusado de estas prácticas.

Por eso anima a los dirigentes de las cofradías a hacer “examen de conciencia” antes de plantear este tipo de actos, dado que “el patrimonio más importante que tiene una hermandad es el humano y es por ese patrimonio por el que hay que trabajar”.

“Lo interno no puede faltar nunca”, subrayó en el programa Luz de Pasión, que se emite semanalmente en 7 TV Jerez.

Monseñor Rico Pavés ha querido dar carácter familiar a esta delegación, colocando como subdelegado a Orlando Lucena, que es el marido de Elena Gómez.

Lucena explica que “en ese proceso de misión” en el que se está trabajando se van a planificar visitas y encuentros con los consejos de cofradías de la diócesis, empezando en este caso por Sanlúcar de Barrameda.

Al mismo tiempo, subraya el “valor” que el obispo otorga al “potencial” que tienen las hermandades, en contraste quizá con otras épocas en las que este colectivo fue “el último eslabón de la gran cadena de la Iglesia”.

Normativa diocesana

A pesar de ese giro que se pretende dar a la delegación, a nadie escapa que a su puerta llegarán todo tipo de problemas de carácter administrativo.

El propio obispo ha dejado claro a Elena Gómez que “la norma no puede ahogar nunca al espíritu”.

En este sentido, existe conciencia de la necesidad de “trabajar” con aquellas personas cuya presencia en las juntas de gobierno haya estado vetada hasta ahora por estar divorciada o haber contraído matrimonio civil.

“Es una realidad social que tenemos que afrontar, porque se dan muchos casos así. La propuesta de la delegación es acercar a la Iglesia a las personas que tienen ganas de trabajar, estudiando su situación personal”, explicó.

Para estos casos, Lucena recuerda que existe la figura del auxiliar, que en ocasiones “tienen más compromiso incluso que los miembros de junta”.

“Hay que estudiar cada caso concreto y posibilitar que la gente pueda trabajar si tiene voluntad de hacerlo”, zanjó. 

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