Los comentarios del Papa, que los medios británicos interpretan ayer como un ataque directo al Gobierno laborista, han causado indignación entre los grupos de homosexuales y de laicistas, que han llamado a manifestarse contra la visita, prevista para septiembre.
En su carta a los 35 obispos británicos, Benedicto XVI criticó en público por primera vez las nuevas leyes británicas contra la discriminación por motivos sexuales al señalar que “imponen limitaciones injustas a la libertad de las comunidades religiosas de proceder según sus creencias”.