"¿Qué juego te ha gustado más?”. “Todos; me los voy a pedir por Reyes”, responde Marina, de siete años. Sus padres y ella son los primeros en llegar y de los últimos en marcharse del patio de la Sala Paúl, en la zona centro, donde durante dos horas familias al completo disfrutaron de una nueva sesión de “Los juegos de siempre en nuestro barrio”, un ciclo programado por el Ayuntamiento de Jerez para este verano que rescata en formato gigante juegos con los que hemos crecido, como la oca, el tres en raya, el parchís o el quién es quién.
En su caso, tras enterarse “por las redes sociales”, han venido expresamente desde La Cartuja, barriada a la que viaja esta propuesta este miércoles (de 20.30 a 22.30 horas), concretamente a la plaza Tercera Fase. “Si podemos, repetiremos. Nos parece una iniciativa muy buena para salir de la rutina, porque todos los días no se puede ir a la playa, hay que cambiar un poco. Además, es una manera de recuperar unos juegos que se están perdiendo, porque algunos ni los conocen. Nosotros en casa durante el confinamiento descubrimos muchos porque había mucho tiempo”, cuentan sus padres mientras Marina les reclama para jugar al bote de las pelotas después de hacer una carrera de chapas. “Mamá, 110 puntos ya”, grita eufórica mientras su progenitor recuerda nostálgico cuando de niño jugaba al tocaté y al trompo “pero en un barrizal”, bromea. Raquel viene desde La Granja con su hijo pequeño de 13 años y su nieto de dos. Los tres juegan al dominó. Ella también ha tenido tiempo ya de jugar al ajedrez en este circuito de diez propuestas.
“Me parece una propuesta muy curiosa; yo juego en casa con mis hijos a muchos de ellos, pero hay niños a los que ni les suena. Ademas, que los padres podamos jugar también con ellos es importante”, señala. “María, lo he conseguido”, le dice Paqui a su nieta pequeña tras pillar el truco y coger ventaja en el juego de la botella. En este caso son tres generaciones las que vienen juntas. La abuela, eso sí, echa en falta más actividades al aire libre de este tipo y que el Ayuntamiento les dé más difusión.
La experiencia que desde julio está llevando a cabo la Delegación de Coordinación de Distritos y Voluntariado ha pasado ya por distintos barrios de Jerez con una gran acogida pese a las altas temperaturas y combina dos actividades: este circuito de juegos gigantes con un formato de tablero de un metro cuadrado para hacerlos más atractivos y gimkanas al aire libre para poner en valor el medio ambiente y fomentar el trabajo en equipo.
La empresa encargada de esta iniciativa es de Chiclana: Tricultura Eventos, con sede en el Polígono de Las Salinas de El Puerto, que calcula que hasta finales de noviembre que tienen programadas sesiones en Jerez (en total serán 20) pasen por sus actividades casi 2.000 niños. “Suele visitarnos entre 60 y 100 personas. Muchas veces vienen también los abuelos, lo hemos visto hoy y no deja de ser gratificante ver cómo diferentes generaciones vienen, comparten, aprenden y se divierten jugando juntos”, señala Manuel Salvado, gerente de Tricultura Eventos, que explica que el perfil que más se repite es el de los niños entre cuatro y once años.
¿Hay algún juego estrella? Normalmente, aunque completan el circuito de los diez juegos, “el que no conocen es el que más les gusta o más efecto causa sobre ellos”. Es lo que ocurre con el de las botellas, que es más de la zona de Cataluña, y otros más antiguos como las carreras de chapas, con los que sus padres suelen estar más familiarizados. De hecho, no resulta raro que los más pequeños tengan su primer contacto con El Ahorcado, el Mikado o el mismo dominó de la mano de esta experiencia.
“Pueden parecernos sencillos pero hay muchos niños que no los conocen o no saben las reglas del dominó, por ejemplo”, indica este joven emprendedor chiclanero. Descubrirlos, además, al aire libre, es otra de las fórmulas del éxito de estas actividades. “Valoran mucho sentirse libres pasando por cada uno de los juegos y salirse del formato al que a lo mejor puedan estar acostumbrados en casa. La acogida es tan buena que al final los padres se los tienen que llevar porque no se quieren ir”.
Otra de las ventajas de esta experiencia es que contribuye a dinamizar los barrios y las plazas, permite a los niños interactuar con otros chicos y los aparta de las pantallas para desarrollar otras habilidades cognitivas.
