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Jerez

La bolera de San Francisco

El recuerdo de la antigua Bolera -¡ojo al dato inversores¡- sirve para aplaudir ese nuevo proyecto en Esteve

Publicado: 18/01/2022 ·
10:19
· Actualizado: 18/01/2022 · 10:19
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  • Propuesta de fachada para el edificio de la plaza Esteve. -

El Ayuntamiento logró el pasado mes diciembre desenredar el tema del antiguo edificio del IARA en Plaza Esteve que estaba sin uso y al que ya se le ha dotado de nuevo inquilino, tras la venta a la firma sevillana Regiatur XXI SL, y de un  proyecto que ha sido diseñado por el arquitecto jerezano José Carlos Galán para que acoja apartamentos turísticos y una terraza destinada  a zona de ocio y relax que se ubicará en el ático y que servirá para dotar de nueva vida a un entorno auténticamente privilegiado del centro urbano de nuestra ciudad, ya que a esa nueva oferta que debe estar presta para la segunda parte de este año 2022 se añadirá la muy esperada reapertura del Gallo Azul lo que servirá para dinamizar mucho más una vía estratégica que se ha visto consolidada con la nueva puesta en escena de La Vega, con su parte alta asentada como bar de copas y espectáculo, aunque también se encuentra diezmada por las puertas cerradas de la siempre conocida cafetería San Francisco, que ha pasado por muchos trances empresariales y que me hace recordar tiempos de niñez cuando iba a buscar a mi primo Manolo, que ya no está entre nosotros, a su casa de Santa Cecilia y mi tía me decía que estaba en La Bolera, esa apuesta por una ciudad más moderna y dinámica que se hizo en los años 50 y que yo conocí en los 60, cuando pasaba por su parte trasera donde el ruido de los bolos no era impedimiento alguno para recibir los olores de la cocina del restaurante Joaquín.

Los bolos eran una manera de estirar esas tardes lánguidas de aquel Jerez que comenzaba poco a poco a expandirse y de llenar las horas matinales de esos domingos, de corbata y terno y misa obligada, de esa juventud que comenzaba a atisbar que nuevos tiempos tenían que llegar y que montaban en Plaza Esteve un lugar de reunión, con La Esperanza y sus dulces extraordinarios como puerta de entrada y antes con Los Madrileñpos y después Bonanza como comercios de referencia y siempre, siempre, el Señor de La Plaza, el Señor de la Vía Crucis presidiéndolo todo desde ese convento con puertas abiertas que se convertía día a día en el paso obligado de todos y todas las que buscaban la fruta o el pescado en la Plaza de Abastos que también era casi de visita diaria para las amas de casa.

El recuerdo de la antigua Bolera -¡ojo al dato inversores¡- sirve para aplaudir ese nuevo proyecto en Esteve, ojalá, por cierto, que las viejas marquesinas de autobuses se pudiesen recuperar, y esa próxima apertura hotelera en el Gallo Azul en busca de un centro que necesita aún de muchas y fuertes inyecciones administrativas y empresariales.

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