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En román paladino

ETA y nosotros

Produce un hastío infinito el recurso a ETA para mantener posiciones políticas

Publicado: 26/10/2021 ·
09:21
· Actualizado: 29/11/2021 · 20:59
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  • Arnaldo Otegi. -
Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Los asesinados por  ETA están muertos, son las víctimas  directas e irreversibles  de ETA. Con ellos, los dañados - afectados y dolidos - familiares más próximos, amigos  y compañeros. Ellos merecen todo el respaldo y la ayuda social, cultural y económica de las administraciones públicas. Precisan  que se prosigan las investigaciones para encontrar a los asesinos. Necesitan el apoyo  social de la ciudadanía porque fueron los que pagaron con sus vidas y sus sufrimientos una lucha que era de toda la sociedad española. Libros, documentales y películas afortunadamente lo están relatando. Ayudan a la memoria.

Ha sido una constante desde siempre  demandar al mundo que simpatizaba con ETA en Euskadi y Navarra que optaran exclusivamente por la vía política y parlamentaria para defender sus posiciones y abandonaran cualquier recurso a la violencia. Votos o bombas era la ecuación. Tan obligado era abjurar de la vía terrorista, como  de la violencia de baja intensidad,  con el nombre vasco de “kale borroka”, los disturbios callejeros. Ambas  han terminado. Queda  pendiente la petición  de perdón y el destierro de  los homenajes  a los etarras a la vuelta de las cárceles,  habitual en algunas poblaciones vascas y navarras.  Esa demanda   falta por ser cumplida por los antiguos simpatizantes de la banda armada.  Pero hay una parte de la sociedad española,  particularmente algunos partidos políticos, que se refieren a ETA -después de su derrota y extinción- dándole verosimilitud a la frase clásica que pasa del  mexicano Ruiz de Alarcón al francés  Corneille y de ahí a su popularización en la literatura española como si fuera de Zorrilla y del Tenorio: “los muertos que vos matáis gozan de buena salud”.

ETA ha matado. ¿Quién lo duda? Pero ETA se ha extinguido, ha sido derrotada por la democracia. No existe. Por tanto, no goza de ninguna buena salud. Su desaparición como banda armada terrorista es definitiva. No se entiende, por tanto,  el interés  -después de diez años de la absoluta derrota de ETA y del abandono definitivo de la lucha armada y  de su disolución como organización terrorista- que haya partidos que se expresen  como si los sanguinarios etarras estuvieran activos para volver a atentar y matar. Es una barbaridad siquiera decirlo,  pero se comportan como si les faltara ETA para su discurso político. Produce un hastío infinito el recurso a ETA para mantener  posiciones políticas. 

 

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